Peleadores que no supieron parar a tiempo y mancharon su legado dentron de la UFC

Cuando el retiro llega tarde: Cejudo, Anderson Silva y otros campeones que vieron desdibujado su legado.



En la historia del MMA, construir una leyenda toma años… pero destruir la percepción de esa misma leyenda puede llevar solo un par de peleas tardías. La línea entre la gloria eterna y la decadencia pública es finísima. Henry Cejudo y Anderson Silva son los dos casos contemporáneos más debatidos, pero la UFC tiene un historial amplio de campeones que siguieron compitiendo más allá de su mejor versión, arriesgando y, a veces, erosionando su legado.

Henry Cejudo: arrepentimiento de una decisión apresurada.

En 2020 Cejudo se retiró con un aura casi perfecta: doble campeón, medallista olímpico, una de las narrativas más impresionantes del deporte. Su salida fue polémica pero excelente para su imagen: joven, campeón, invencible.

Sin embargo, su regreso cambió radicalmente esa percepción. Con el paso del tiempo, las derrotas acumuladas reescribieron la última impresión que dejó al público. Esa vuelta lo sacó del selecto grupo de “peleadores que se fueron en el pico”.

El problema: el público recuerda lo último, no lo primero.

Anderson Silva: el precio de prolongar la grandeza

Anderson spider Silva fue el mayor artista marcial de la historia de la ufc, pero no el mejor de todos los tiempos. Durante años estuvo en la cúspide del MMA: récords de defensas, KO legendarios, una versión única de creatividad dentro del octágono. Pero su retiro llegó tarde. A los 43 años, con lesiones, desgaste y oponentes jóvenes, el final mostró una versión irreconocible del Spider, con más derrotas que victorias en sus últimos años.

Ser el rey durante muchos años no garantiza la inmortalidad de un legado, cuando el final se tiñe de derrotas, el cuerpo ya no acompaña el espiritu del guerrero. 

Otros casos similares en la UFC

B.J. Penn

De prodigio intocable a acumular una racha de derrotas que terminó eclipsando sus logros como campeón en dos divisiones. Uno de los ejemplos más claros de un retiro tardío.

Chuck Liddell

Una leyenda del KO que extendió su carrera más allá de lo aconsejable, terminando con nocauts que afectaron la forma en que muchos jóvenes fans conocieron su nombre.

Tito Ortiz (y otras generaciones)

Aunque Ortiz tuvo altibajos, su carrera final estirada dejó más dudas que certezas. Como él, otros veteranos han experimentado el peso del tiempo sin saber dar un paso al costado.

¿Por qué no paran a tiempo?

Identidad: su vida es pelear; sin eso, sienten un vacío.

Dinero: fuertes ingresos por peleas, PPV o contratos tardíos.

Ego y legado: la ilusión de que “todavía se puede”.

La trampa del último campamento: un buen sparring crea falsas esperanzas.

Presión externa: managers, promotores, expectativas de fans.

En MMA no solo importa qué hiciste, sino cómo te fuiste. Cejudo, Silva y varios más son recordatorios de que prolongar demasiado la carrera puede transformar una leyenda en un interrogante. En deportes donde la percepción pública es clave, retirarse a tiempo es casi tan importante como ser campeón.

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